Amigo

Amigo" (2025), la nueva película brasileña de Allan Deberton que cerró el festival Inside Out en Toronto.
La trama suena a típico romance de reencuentro en Canoa Quebrada (¡qué lugar, por Dios! ), pero ojo, porque es más que dos chicos bonitos reviviendo un romance. Acá hay una lectura picante: el viaje del arquitecto urbano (claro, es gay y exitoso) que vuelve a un pueblo costero y se encuentra con Felipe, ese crush del pasado que nunca superó.
Analicemos esto como gente adulta:
• Social: Brasil es un país de contrastes brutales. Mientras San Pablo y Río son gay-friendly, el interior (como Ceará) sigue siendo conservador. La película no lo dice, pero lo muestra: la libertad sexual muchas veces es un lujo de quien puede escapar del pueblo. El personaje principal lo hizo, Felipe quizás no. Esa tensión entre el progreso urbano y la tradición rural es el telón de fondo silencioso.
• Económico: El turismo en lugares como Canoa Quebrada es un arma de doble filo. Lleva dinero y cierta apertura, pero también puede generar una tolerancia performativa: se acepta al gay… mientras sea turista y deje plata. ¿La película mostrará esa dinámica? Habría que verlo.
• Político: En el Brasil de Bolsonaro y post-Bolsonaro, cualquier historia queer es política. Solo el hecho de que exista, se estrene en un festival internacional y muestre amor gay en un escenario tan brasileño como el noreste ya es un mensaje potente. Es como decir: "Acá estamos, existimos y amamos, aunque el mundo prefiera no vernis".